La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén fue profetizada por Zacarías describiéndola así:
“Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.”
Zacarías 9:9 RVR1960
Fue un espectáculo que sus discípulos no lo entendieron hasta después de que Jesús murió y luego resucitó.
“y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es este? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.”
S. Mateo 21:7-11 RVR1960
I. La Palabra se cumple y al detalle.
A. Era un asna y un pollino, la mamá y su cría.
Dios bendice las relaciones familiares que dan mucho fruto.
B. Justo, salvador y humilde.
Estas tres características nos dan seguridad para caminar como Dios quiere que caminemos, buscando primeramente el reino de Dios y su justicia. El Padre es justo, El Hijo es el Salvador y el Espíritu es humilde y se mueve solo con la Palabra, ni antes ni después.
Il. Pusieron sus mantos.
A. Los discípulos.
Ellos lo pusieron sobre el asno y el pollino. Esta imagen es muy tierna. El pollino nunca había sido montado. Jesús probablemente primero se monta en la madre y luego en el hijo. Los discípulos traen la bendición de Jesús por las generaciones de la humanidad. Así continuamos todos sus discípulos cumpliendo la encomienda que Dios nos da, caminando cerca de Jesús.
B. Los demás ponían los mantos en el camino.
La autoridad espiritual se extiende a toda la humanidad y es en Jesús donde llegamos a encontrar nuestra verdadera identidad y eso nos hace verdaderamente libres.
IlI. Pusieron ramas en el camino.
A. Las ramas en el camino por el cual pasó Jesús representa una vida bendecida.
Así será nuestra vida bendecida cuando la presentamos a Dios como una ofrenda. Traer a Dios primero el fruto para recibir su bendición nos trae multiplicación en todo sentido.
B. El Señor no solo nos bendice a nosotros sino todo el entorno por donde caminamos, en el trabajo, en la casa o en nuestra recreación.
Es la mano de Dios la que trae bienestar.
Conclusión:
La entrada triunfal de Jesús nos enseña que Dios cumple los detalles al pie de la letra, que nuestra identidad en Jesús nos trae libertad y que el quiere traer esa bendición hasta el entorno por donde quiera que caminemos.
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